Edad Media

EDAD MEDIA
La crítica situación que se vive durante el siglo XIV derivó en un retroceso demográfico y un sensible cambio de la estructura agraria.
Carecemos de cifras fiables que permitan establecer el número de habitantes de Molinos durante la Edad Media. La utilización de los datos referentes a 1414 (321,5 maravedís) y 1489-91 (202 fuegos) deben de tomarse con mucha prudencia. Más fiables son los datos del Censo de 1495, que contabilizan en Molinos 166 fuegos (de 650 a 700 habitantes).
La nueva estructura agraria liberará las tierras menos rentables de la explotación agrícola, pasando a ser utilizadas como pasto. Los pilares de la economía tierrabajina serán el cereal, el azafrán, el aceite de oliva y la lana. La vid, que alcanzó tanto auge en el período anterior, pasará a ser un producto secundario y, en algunas áreas, marginal. El principal cereal cultivado es el trigo, siendo el Bajo Aragón una tierra excedentaria. El trabajoso cultivo del azafrán alcanzará un gran auge en este territorio, siendo algo menor para el caso de Molinos; esta localidad exportarán, en 1453-1454, 160 libras, 10 que implicará no menos de 10 ha. cultivadas directamente y mas de 50 ocupadas por la explotación, debido a los condicionantes de este cultivo (Se siembra 1 año antes de la primera cosecha, produciendo durante 4 años, para después tener que estar en reposo los campos durante 12 a 15 años).
Los beneficios del azafrán, muy demandado en Centroeuropa y Sur de Francia, serían notables, pues el precio de 1 kg. de este producto equivalía al de unos 860 kg. de trigo ó unos 1.150 kg. de aceite. La producción de aceite se incrementará notablemente, tendencia ya detectada con el surgimiento de los primeros molinos aceiteros bajoaragoneses en el siglo XIV, generando un importante excedente que se comercializarla en tierras del interior y del norte.
Sin embargo habrá que esperar a fechas más avanzadas (ss. XVI y XVII) para que las redes comerciales se desarrollen suficientemente para que se implante un cultivo masivo.
La expansión ganadera seguramente se vera favorecida por la despoblación inicial tras la Peste Negra y, sobre todo, por un aumento de la demanda internacional de lana. Molinos, según F. Melis, será uno de los siete puntos importantes capaces de concentrar ganado de otras localidades próximas.
El impacto ambiental generado durante la Baja Edad Media será distinto al de la Repoblación y, en cierta medida, inferior. Los principales espacios agrícolas seguirán en explotación, pero la mayor parte de las tierras marginales cultivadas en los siglos XIII y primera mitad del XIV pasarán a ser utilizadas como pasto.
Esta práctica, en principio, será menos agresiva con los frágiles suelos de la zona, al no implicar una remoción de los horizontes edáficos; pero tampoco permite una correcta regeneración de los mismos al mediatizar el ganado el desarrollo de la vegetación.
También debió de mejorar sensiblemente la gestión de muchos de dichos espacios marginales o naturales, cuya explotación comunal se efectuará generalmente con un elevado grado de racionalidad y un deseo de estabilización (perpetuación).
En este contexto, el medio natural debió de experimentar una cierta estabilización, ralentizándose las tendencias de recuperación o de degradación del mismo. La evolución climática también debió de actuar en ese mismo sentido; durante los siglos XIV-XV se iniciará una fase de enfriamiento y, posiblemente, un ligero aumento de las precipitaciones, conocida como «Pequeña Edad del Hielo», cuyo momento más álgido debió de producirse entre los siglos XVI y XVII. El descenso de temperaturas fue tal, que en los años 1503, 1506, 1573, 1590, 1624 y 1693 el río Ebro se heló a la altura de Tortosa, llegándose a alcanzar, en ese último año, una capa de hielo de 3 m. de espesor.
Este descenso de las temperaturas, si bien pudo frenar literalmente el crecimiento de muchas especies vegetales, supuso una importante reducción de los procesos erosivos de carácter semiárido, tal y como se detecta en numerosos puntos de la provincia de Teruel (Castillo de Alfambra, Castillo de Frías de Albarracín, etc.,).
Los cinco siglos que nos separan de las últimas fases de la Baja Edad Media, la relación hombre-medio ha seguido siendo difícil. La paulatina evolución de la estructura agraria se vera alterada en numerosos momentos, con consecuencias generalmente negativas para el medio natural. Pero será durante los siglos XIX y XX, con la fuerte expansión demográfica, las desamortizaciones y los cambios en los sistemas de explotación, los que mayor incidencia tendrán sobre el mismo, al no poderse amoldar a tan rápidos cambios.

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