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Paleolítico

Resulta problemático determinar en que momento llego el hombre a Molinos. Cuando, a finales de los años 70 se encontró en la Cueva de las Graderas (Grutas de Cristal ) la famosa «Mandibula de Molinos», muchos investigadores la consideraron, por sus características fisonómicas, como perteneciente a un lejano poblador del Paleolítico Superior (la singularidad de está interpretación llevó a denominarla coloquialmente como el primer aragonés). Su aparente vinculación con restos de oso de las cavernas reforzó esta atribución.

Posteriores estudios desarrollados durante los años 80 demostraron la problemática datación de la misma: aunque el «Hombre de Molinos» no parecía ceñirse bien a los cánones antropológicos de los habitantes eneolíticos, tampoco encajaba bien con los paleolíticos. Ante este hecho, la única evidencia clara era la arqueológica, que indicaba que la cueva fue utilizada como sepulcro durante el Calcolítico.

Los restos faunísticos y sedimentológicos, datados durante la última glaciación y a los que debía corresponder el mencionado colmillo de oso, eran anteriores al «Hombre de Molinos» y fue en ellos sobre los que se depositó su cadáver hace más de cuatro mil años.

No obstante, es factible que por la zona transitasen, con relativa frecuencia, grupos humanos paleolíticos y no se puede descartar la posibilidad de futuros hallazgos arqueológicos de esta época. Debemos de señalar que, en el cercano término de Mas de las Matas (a 14 km. de distancia) han aparecido recientemente restos del remoto Paleolítico Inferior (yac. de El Campo II); en Ladruñan (a 6 km.) también se localizó, en los años 60, un abrigo ocupado durante el Musteriense (Abrigo Ahumado del Pudial ); algo más alejados está el Covacho de Eudoviges (Alacón, a unos 25 km.) perteneciente al mismo momento cultural o los nueve hallazgos del Paleolítico Medio y Superior de Alcañiz y los de Beceite, Cretas y Cantavieja.

Si tenemos en cuenta los caracteres nómadas que se suelen atribuir a estos grupos y la amplitud de su área de captación, los propios habitantes del Abrigo Ahumado bien pudieron cazar y recolectar en el término de Molinos. Estos grupos del Paleolítico Medio y Superior se desenvolverían en un medio muy distinto al actual, con fases de frío intenso (periglaciar) y fases templadas y húmedas; también habría importantes diferencias en cuanto a la fauna y vegetación, según se desprende de los restos hallados en el Covacho de Eudoviges (rinoceronte, caballo y gamo, correspondientes al interestadio de la glaciación Würm I-II ó II-III) y en el Abrigo Ahumado (ciervo, asno salvaje y conejo).

En las Grutas de Cristal aparecerá también diversa fauna, atribuible a un interestadio würmiense, aunque sin restos arqueológicos asociados: oso de las cavernas, gato montés, garduña, tejón, lirón careto, rata de agua, topillo, ratón de las brechas y erizo común, todos ellos insertos en un bosque húmedo. El impacto humano sobre el medio sería generalmente muy bajo, dado que solo se debió de limitar a la extracción de una serie de recursos renovables (actuando como un depredador-recolector mas de la cadena ecológica), sin tratar de modificarlo.

Hasta el momento tampoco existen indicios directos de ocupación durante el Epipaleolítico, salvo los referidos a la zona de Ladruñán (Abrigo del Arenal) y Aguaviva (Pas del Salto) y los ya más alejados de Castelserás, Calanda y Cantavieja. En esta nueva fase, aunque se producirán sensibles cambios en cuanto a los hábitos económicos (derivados, en parte, de las modificaciones del medio), éstos se seguirían basando en la caza y recolección, con un limitado impacto sobre el medio.

Se producirá una notable variación en los ecosistemas respecto a la fase inmediatamente anterior (Dryas III), produciéndose diversas oscilaciones, pero con una tendencia al aumento de la temperatura.