Materiales Aflorantes

Mapa de erosión de suelos

La totalidad de las rocas que constituyen el término municipal de Molinos pertenecen a los ciclos sedimentarios alpino y post-alpino, es decir que cronológicamente corresponden al Mesozoico o era Secundaria, y al Cenozoico, predominando sin duda las series secundarias del Cretácico Superior y del Terciario.

Sin embargo, el afloramiento cuarcítico-pizarroso de edad primaria en el vecino sector de Montalbán sugiere la presencia de un zócalo Paleozoico en profundidad, bastante próximo a la superficie, que hay que considerar como el basamento a nivel regional. Los materiales del ciclo alpino se depositaron en una antigua cuenca sedimentaria, conformada, precisamente, en rocas paleozoicas y situada en torno a la actual Cadena Ibérica. La cuenca, frecuentemente sumergida bajo un mar poco profundo, fue recogiendo sedimentación a lo largo de toda la era Secundaria.

En función de las características litológicas y sedimentológicas pueden establecerse tres conjuntos de materiales, separados por importantes discontinuidades, que cronoesrratigráficamente coinciden con el Triásico-Jurásico Superior, el Cretácico Superior y el Terciario-Cuaternario y que describiremos a continuación apoyándonos en las columnas estratigráficas y cartografía anejas.

Conjunto Triásico Superior

Estas series están representadas por materiales carbonatados (calizas, dolomías y margas) de edad jurásica, depositados en una cuenca marina de profundidad variable, puesto que el Triásico, constatable a nivel regional, está prácticamente ausente. En concreto:

-El Trias Superior en facies Keuper es el material más antiguo representado en Molinos y queda restringido a un reducido afloramiento ubicado en la Loma Gorda.

-Cantalobos, sobre el límite septentrional del término, muy cerca ya de La Mata de los Olmos. Se trata de una serie versicolor, rojiza o verdosa, de arcillas yesífi~ras lacustres. cuya potencia real, a escala regional, se estima en unos 150m, aunque en este punto el espesor visible es mucho más reducido.

Ilustración naturaleza en el Triásico

Sobre el Trias, el Liásico (Jurásico Inferior) está constituido por tres unidades:

Un paquete dolomítico azoico, de unos 100 m., de edad concreta Rhetiense.
-Hettangiense, cuyo primer tramo todavía pertenece al Triásico, que sugiere unas condiciones de sedimentación interjna reales de tipo lagunar, lo cual posibilita el depósito de Mg.

Por encima, una serie de unos 50 m. de calizas y margo-calizas del Sinemuriense.
-Pliensbachiense.

El Toarciense se identifica con 30 m. de margas fosilíferas de tono beige, que contienen abudantes Braquiópodos y Lamelibranquios.
-El Dogger (Jurásico Medio) se reduce a 25 m. de calizas margosas y dolomías amarillas y está condensado en sus niveles superiores.

-El Maim (Jurásico Superior) comienza con una laguna estratigráfica, puesto que falta el Oxfordiense Inferior y Medio, lo que sugiere cierta inestabilidad cm el nivel de los fondos marinos. Está representado por una serie de calizas y dolomías de 90-100 m., que comprende un tramo basal calco-margoso con Ammonites y otro superior mnasi~o, de edad Oxfordiense Superior.

-Kiinmeridgiense.El Portlandiense y los términos inferiores del Cretácico están ausentes.

La escasa amplitud de afloramiento y la complejidad estructural de los conjuntos jurásicos en algunas zonas, han impedido identificar con precisión determinadas formnaciones en la cartografía (CANEROT et al., 1979), por lo que se ha recurrido a su inclusión en tramos comprensivos, por ejemplo en el barranco de Valdepuertas, al S. de Molinos.

El Jurásico en su total integridad, tal como se ha descrito, sólo puede observarse en el anticlinal del Cabezo de la Molinera, y siempre en estrechas bandas de afloramiento.

Al Norte, en el pliegue de La Loma Gorda Cantalobos, se reduce a la parte basal del Lias, faltando el resto de las series. Los demás retazos, cartografiados en el mapa geológico, diseminados y siempre de escasa extensión, coinciden con rocas del Jurásico Superior (OxfordienseKimmeridgiense), pocas veces completo.

De las características de los materiales jurásicos se desprende que, durante este período y en este sector, la cuenca Ibérica funcionó como un mar de poca profundidad, afectado por algunos momentos de inestabilidad y retirada de las aguas, lo que impide la sedimentación de determinados tramos de la serie.

Conjunto Cretácico

En el término municipal de Molinos, el Cretácico comienza por una laguna estratigráfica, iniciada ya en los términos altos del Jurásico, de importancia considerable, puesto que falta prácticamente todo el Cretácico Inferior, tanto las arcillas y areniscas en facies Weald de edad neocomiense-barrerniense, como las calizas aptienses, bien representadas en las áreas circundantes.

Este hecho posee una trascendencia fundamental de cara a la interpretación de la evolución paleo geográfica sufrida por el área de estudio. La ausencia de deposición durante estos períodos se atribuye a una emersión local, que transforma a esta parte de la cuenca en un umbral. Ese accidente rio sólo no registra sedimentación a lo largo del período, sino que se convierte en una zona sometida a denudación, por lo que es imposible concretar si los materiales del Cretácico Inferior llegaron o no a depositarse, o simplemente fueron erosionados.

Realmente, dentro del término de Molinos y aunque posean poca representatividad se conservan algunos pequeños afloramientos de Aptiense. Se trata de calizas con intercalaciones de margas, muy fosilíferas, con Orbitolinas y Lamelibranquios, como las de La Loma Gorda-Cantalobos e incluso las existentes en torno al Cerro de la Cantera, al Este del núcleo de población.

La primera formación cretácica de extensión considerable está constituida por el Albiense, que se presenta bajo la facies Utrillas clásica, discordante y que reposa indistintamente sobre cualquier término de las series subyacentes.

Viene dada por sedimentos detríticos continentales testigos de un importante episodio regresivo:entre 150 y 200 m. de arcillas arenosas blancas o abigarradas, a veces ferruginosas, que pueden contener caolines y lignitos (Formación Escucha), explotados en las cuencas mineras del Bajo Aragón Turolense.

La ausencia de yacimientos de carbón en esta zona se debe a su posición paleogeográfica en el límite de una cuenca, donde los espesores de sedimentación fueron menores, y en concreto en el umbral que separaba las subcuencas de Oliete y de Castellote.

Mapa de erosión de suelos

Según consideran los autores que han trabajado el tema (ALMELA, et al., 1977; CANEROT, 1974; CANEROT et al., 1979 y MARIN et al., 1977) la existencia de lignitos está en relación directa con la presencia de un sustrato aptiense completo, es decir con el funcionamiento de cuencas residuales de forma continua desde el Cretácico Inferior.

Como ya se ha comentado, este no es precisamente el caso del término de Molinos, por lo que las expectativas de yacimientos carbonosos en este territorio son escasas y de hecho ya se han producido algunas tentativas de explotación sin éxito.

Sin embargo, no ocurre lo mismo con el caolín, que se ha extraído, al menos, al Oeste y Sur del pueblo, junto al Cabezo de Valellas y cerca del Cabezo de la Molinera.

Sobre el Albiense yace transgresivamente el Vraconiense- Cenomaniense, primero transicional, margocalizas de tonos grises y rojizos de aspecto continental, y luego francamente marino, calizas y margas muy fosilíferas, con una potencia total de 30 m.

El Turoniense está representado por unos 60 m. de calizas arrecifliles con Rudistas y dolomías masivas, cuya base puede ser todavía Cenomaniense y cuyo techo quizá sea a Senoniense.

Sobre ellas, el Senoniensese halla constituido por tres tramos:
– 25-30 m. de calizas blancas fosilíferas de textura sacaroidea
– 70 m. de margas
– 200 m. de arcillas rojas en facies continental con algún nivel intercalado de areniscas y yesos, cuyo techo posiblemente abarque la base del Paleoceno y que representan ya una franca regresión.

No siempre es posible separar a nivel estratigráfico las series calcáreo-dolomíticas del Cretácico Superior y las unidades establecidas en la cartografía de la serie MAGNA, que nos ha servido de fuente, son heterogéneas. Por ello, en el mapa geológico adjunto, hemos resuelto englobarlas dentro de un conjunto comprensivo que incluye todas las series carbonatadas depositadas desde el Vraconiense hasta el Senoniense, a pesar de que las margas abigarradas del techo de la serie, presentan una peculiarfacies y significación.

La mitad suroriental del término municipal de Molinos (mapa geológico adjunto y fig. 4) está formado predominantemente por estos materiales del Cretácico Superior: el Albiense destaca en una banda que con dirección 5W-SE, se sitúa inmediatamente al Sur del núcleo de población, entre el Cabezo de la Molinera y el Cerro de Valellas, aprovechado por el barranco de Valdepuertas y afluentes, mientras que el Cretácico carbonatado marca los relieves más importantes, dominando en el sector más meridional.

El Cretácico se caracteriza por ser un período de gran inestabilidad para la cuenca Ibérica, con frecuentes emersiones locales y deposición de series detríticas. Realmente, en este sector, la sedimentación carbonatada en medio marino, no se produce hasta el Cretácíco Superior, en cuyo tramo final se ve interrumpida por las primeras pulsaciones alpinas, preludio de las fases tectónicas principales, que durante el Terciario Inferior, elevarán y estructurarán la Cordillera Ibérica.

Conjunto Terciario – Cuaternario

Dentro del área de estudio la totalidad de las series terciarias presentan siempre una facies típicamente terrígena. Se trata de materiales detríticos, con glomerados, areniscas y arcillas de tonos rojizos, depositados en pequeñas cuencas, como la del Guadalopillo, que se extiende desde Ejulve hasta Berge, en un ambiente totalmente continental. Estas acumulaciones pueden considerarse como el producto de la intensa erosión que afecta a relieves de cierta envergadura, recientemente emergidos por la Orogenia Alpina.

La homogeneidad de las facies y la ausencia de discordancias tectónicas claras dificultan la diferenciación de conjuntos dentro del Terciario. Durante mucho tiempo se ha barajado la hipótesis de que la deformación, sincrónica a la sedimentación cenozoica, vino dada por esfuerzos tectónicos que actuaron de manera contínua no intermitente, puesto que no era posible constatar tramos sedimentarios separados por discontinuidades estratigráficas claras y bien datadas.

No obstante, en un trabajo reciente sobre la cubeta de Berge, GONZALEZ et al. (1991) han reconocido tres unidades sedimentarias separadas por discontinuidades tectónicas, dentro del término municipal de Molinos:

Discordante sobre el último tramo cretácico pero implicada en deformaciones tectónicas importantes, aparece una unidad, cuya potencia se estima entre 100 y 400 m., constituida por un nivel inferior de conglomerados pardos de cantos calcáreos y cuarcíticos con intercalaciones de areniscas de color rojo anaranjado, un tramo intermedio de lutitas rojas con intercalaciones de areniscas beiges y amarillentas y un tramo superior compuesto por una alternancia de lutitas de color rojo anaranjado y conglomerados grises de clastos calcáreos.

Aflora en la margen derecha del barranco de Santa Lucía y cronológicamente, por correlación con las cuencas próximas, se considera del Eoceno final.

La segunda unidad, atribuible al Oligoceno Inferior, está formada por 250 m. de conglomerados grises de cantos calcáreos que se apoyan discordantemente sobre el Cretácico o sobre la unidad anterior y de nuevo afectada por deformaciones tectónicas de gran envergadura.

Historia de las investigaciones arqueológicas

La tercera unidad, de similar composición litológica , conglomerados grises de clastos calcáreos e intercalación de niveles de areniscas rojo-anaranjadas, y potencia muy variable (máxima de 130 ni.), comprende el Mioceno Inferior. De este modo, GONZALEZ et al. (1991) constatan la existencia en la cubeta de Berge de una laguna estratigráfica durante el Oligoceno Superior. Su relación con la formación subyacente no siempre es clara, pero suele existir una discordancia progresiva entre ambas y, aunque ella misma está también deformada en algunos puntos, a techo es totalmente horizontal.

La delimitación y datación de unidades descrita difiere sensiblemente de la establecida por los autores de los mapas de la serie MAGNA, que, por ejemplo, a esta última formación le atribuyen una edad que abarca incluso el Plioceno.

El Cuaternario se limita a algunas acumulaciones de fondo de valle y ladera, localizadas fundamentalmente en las márgenes del Guadalopillo, de los barrancos de Santa Lucía, Altoya y Fuentes. La dificultad de representar algunos de estos afloramientos a escala 1:50.000 y el riesgo de enmascarar el substrato lito-estructural, a nivel geologico y en la cartografia presentada, se ha restringido la extensión de las formaciones superficiales realmente existentes.

Descripción Estructural

La mayor parte de los materiales rocosos que integran la sucesión estratigráfica descrita en el apartado «Materiales aflorantes», y ya hemos hecho referencias indirectas a ello, no conservan el dispositivo horizontal que adquirieron durante su sedimentación en la cuenca ibérica, a lo largo del Mesozoico y de la práctica totalidad del Terciario. Por el contrario, se hallan afectados por una serie de complejas deformaciones de plegamiento y de fractura, vinculadas a la tectónica alpina, que es la causante de la configuración estructural actual (mapa geológico anexo).

Dentro del término municipal de Molinos pueden diferenciarse tres conjuntos estructurales distintos, perfectamente individualizados, que de Norte a Sur son (fig. 9 y fig. 10): la alineación anticlinal de La Loma Gorda-Cantalobos, la cubeta terciaria del río Guadalopillo y las estructuras cabalgantes de Molinos, descritas en el menu de la izquierda.